Tras la actuación realizada por la CHT (Confederación Hidrográfica del Tajo) en los márgenes del arroyo Camarmilla, desde la plataforma Salvemos el Camarmilla se envió un correo electrónico a la Confederación pidiendo explicaciones. La CHT respondió a dicho correo indicando que realizaron los trabajos, a petición del Ayuntamiento de Alcalá de Henares el 25/11/2020, en un tramo urbano de 7 km por problemas de olmos con grafiosis, restos de basura, restos de vegetales muertos en el cauce, etc.
Según la CHT, se realizó visita en campo atestiguando lo manifestado por el ayuntamiento y, por esa razón, decidieron actuar como lo hicieron y podemos ver en la imagen.
Para Salvemos el Camarmilla, resulta sorprendente que la CHT responda con tan inusitada rapidez enviando a Tragsa al día siguiente de haberlo solicitado el ayuntamiento. Y más teniendo en cuenta que, entre la petición del ayuntamiento y la presencia de Tragsa, dicen que ha acudido el Servicio de Ingeniería Fluvial para comprobar la veracidad de la información trasladada por el ayuntamiento. Parece que algo no cuadra.
Por otra parte, produce perplejidad que el ayuntamiento solicite la retirada de vegetación cuando tiene previsto plantar varios cientos de ejemplares en su proyecto de “renaturalización”. Algo sigue sin cuadrar.
La relación entre las administraciones y los ciudadanos
Es palpable la falta de consideración por parte del ayuntamiento con la sociedad civil, y especialmente con Salvemos el Camarmilla, ya que conocen el interés de esta plataforma social por todo lo que está relacionado con este río. La información transmitida en este asunto a Salvemos el Camarmilla es nula e, incluso tras haber solicitado la misma, la concejalía de Medio Ambiente mira para otro lado y deriva a la CHT como si no supieran nada ni fuera con ellos, cuando la CHT ha puesto al descubierto que la propia concejalía ha sido la promotora de la intervención. ¿Qué tipo de juego infantil es este? En esta línea de ninguneo a la sociedad civil desconocemos qué tramos son en los que no van a actuar, si bien parece que encajan con los tramos en los que se va a llevar a cabo el proyecto municipal de “renaturalización”. Por tanto, la situación sugiere que el ayuntamiento implica al organismo de cuenca para realizar intervenciones complementarias a proyectos municipales sin ningún tipo de control social ni participación pública. Es la actitud que desde hace décadas ha molestado y molesta a la ciudadanía porque es la política de hechos consumados, la de la gestión del oscurantismo; la de bordear la legalidad sobre una línea muy delgada. Algo huele mal.
Hilando con otros proyectos, resulta que la CHT también ha respondido con tanta inmediatez a la petición del ayuntamiento de actuar en los tramos del Henares en los que el ayuntamiento va a abordar muy pronto otro proyecto de “renaturalización”.
En cuanto a la ejecución de los trabajos, sorprende que los operarios sepan identificar los ejemplares de olmo común (Ulmus minor) que padecen grafiosis en el momento en el que han perdido sus hojas total o parcialmente por la caída otoñal. ¿Seguro que están cortando solamente olmos enfermos o secos?
Sin embargo, llama poderosamente la atención que no hacen alguna referencia a las especies de flora exóticas, y especialmente a las incluidas en el Catálogo Nacional de Especies Invasoras, como el ailanto (Ailantus alttissima), cuya eliminación debería de ser una absoluta prioridad por imperativo legal y por los importantes daños que provoca en la flora autóctona y en los ecosistemas fluviales.
Del conjunto de actuaciones enumeradas por la CHT y solicitadas por el ayuntamiento solamente la retirada de basuras (y tal vez la retirada de un exceso de vegetación seca) son compartidas por Salvemos el Camarmilla.
Justificaciones para la tala indiscriminada
Llama poderosamente la atención el último párrafo del correo de la CHT, que no tiene desperdicio alguno. Dice: “Actuaciones sobre árboles y arbustos y que las mismas supondrán un beneficio para los ecosistemas al permitir que se creen diversas situaciones ambientales que producirán una mejora en las condiciones de morfología del cauce, hábitat fluvial, continuidad y conectividad”. Podemos hablar de justificaciones para cortar árboles y arbustos, pero difícilmente podemos aceptar que los ecosistemas se van a ver beneficiados, ya que la naturaleza, con el transcurso del tiempo, alcanza el equilibrio dinámico más pleno, siempre y cuando no sufra presiones provocadas por la actividad humana que lo hagan imposible.
Sin embargo, cortar árboles y arbustos sí que es una actuación cuyo objetivo “oculto” sea el factor estético o el de una ingeniería hidráulica trasnochada que sugiere que un cauce “limpio”, sin vegetación, es mejor porque es capaz de evacuar un caudal mayor en situaciones de fuertes precipitaciones. Algo que es totalmente rechazado en las nuevas normativas de gestión de los ecosistemas fluviales que hablan de unos ecosistemas acuáticos y fluviales en buen estado en cuando a estructura y funciones; y de unas vegas conectadas con el río que sirvan como espacios de laminación de las avenidas y crecidas. Y, desde luego no tiene ninguna base asegurar que quitar árboles y arbustos va a suponer una mejora en la morfología del cauce, el hábitat fluvial, su continuidad y su conectividad porque es exactamente lo contrario.
La renaturalización del río
En los proyectos del ayuntamiento no existe ninguna intención de renaturalizar sino de domesticar los ríos para convertirlos en parques urbanos que así disimulen la pésima gestión del urbanismo local. Cuando aprobaron el Plan General de Ordenación Urbana de 1991 (todavía vigente) se “olvidaron” de dejar los espacios adecuados para construir parques próximos a las viviendas en las que la gente viviría. Y ahora, después de haber permitido la especulación cuyo resultado es una mala calidad de vida de la ciudadanía por esas carencias de parques y zonas verdes, los quieren hacer a costa de perjudicar la naturaleza, quitando el terreno que le corresponde.